Cuando un mercado se vuelve desordenado, las empresas comerciales corren riesgo. En cada repunte sostenido de los precios de las materias primas, hay un momento en el que los fundamentos (oferta, demanda, inventarios) ya no importan. El coste de las moléculas, ya sea en forma de energía, de alimentos o de metales, deja de ser un precio y pasa a ser sólo un número. El mercado deja de ser ordenado y se vuelve rebelde. Está claro que ha llegado el momento del cacao. El lunes, los futuros del cacao en Nueva York cerraron a 9.649 dólares la tonelada, ganando casi un 8%. En términos de dólares, subieron más de 700 dólares ese día, equivalente al rango de negociación que en el pasado habría llevado un año presenciar.
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