La siembra de maíz ha comenzado en Europa, pero se ha visto retrasada por las condiciones todavía frías y por suelos sin tempero. Las lluvias de marzo ayudaron a aliviar la presión de falta de agua que se arrastra desde el invierno. Las previsiones de siembra apuntan a una importante caída de la superficie europea de maíz en 2023, de acuerdo con las estimaciones de Maize in France, que es la red francesa de producción de semillas de maíz. Esta tendencia a la baja parece estar ligada a una caída de la competitividad económica del cultivo del maíz, con precios en descenso y costes de producción al alza, un cosecha deficitaria en 2022, y la entrada en vigor del nuevos requisitos de la PAC. Estos factores dirigen las elecciones de los agricultores hacia especies competidoras. Así, a partir de la siembra de otoño se observó un incremento en la superficie de colza y cereal (trigo y cebada). Para la siembra de primavera, los agricultores parecen posicionarse principalmente en el girasol.
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