La economía de China creció un 5% el año pasado, igualando el objetivo del Gobierno, pero de manera desequilibrada, y mucha gente se queja del empeoramiento de los niveles de vida mientras Pekín lucha por transferir sus ganancias industriales y exportadoras a los consumidores. El desequilibrio genera temores de que los problemas estructurales puedan profundizarse en 2025, cuando China planea un desempeño de crecimiento similar endeudándose más para contrarrestar el impacto de los aumentos arancelarios estadounidenses esperados, posiblemente tan pronto como el lunes, cuando Donald Trump sea investido como presidente.
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