El genoma, la genética, fue lo que terminó poniendo a "las parejas juntas", mientras que la epigenética y el microbioma -aspectos relacionados con el entorno- los distanció. "Lo que el estudio está demostrando es que lo más importante en estos casos es que (las parejas) tienen una genética similar, una secuencia del ADN semejante, y (el parecido) no es debido a que tengan familias en común, no hay ninguna relación entre ellos". "Se debe a que eventualmente, el azar, seguramente, ha creado zonas o secuencias del ADN idénticas de estas personas". De hecho, los investigadores se remontaron "siglos y siglos atrás" en la historia familiar de los voluntarios y "no encontramos ningún pariente común entre ellos".
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